
Pues nada, que últimamente cada vez que cojo el bus en Málaga os podría contar una historia distinta de las gentes que se suben en él. Esta es la última:
Hombre de unos 60 años, bien conservado, acompañado de otro más joven, moreno y de larga melena rizada.Llamemos al primero Don Pepito y al segundo Don José, ¿de acuerdo?. Vale. Yo permanezo atento escuchando la declaración de principios de Don Pepito.
Hombre de unos 60 años, bien conservado, acompañado de otro más joven, moreno y de larga melena rizada.Llamemos al primero Don Pepito y al segundo Don José, ¿de acuerdo?. Vale. Yo permanezo atento escuchando la declaración de principios de Don Pepito.
Don Pepito: -Mira, ante todo yo soy muy buena persona, pero soy misógino. Y eso que yo le he dado talleres a mujeres y me llevo bien con ellas, las aprecio incluso,...les he dado talleres allí en la Fundación de la mujer y ellas me apreciaban mucho a mi también. Fíjate que me han dado hasta premios y han reconocido mi labor como profesor. Yo les enseñaba costura y ellas tenían mucho arte, hasta un regalo me hicieron... Pero yo soy misógino, no lo puedo evitar, he nacío asín...Pa´ hablar, pa´ tomá un cafelito, pa irme al cine, pa´ lo que tú quieras menos pal sexo. Porque yo ya te he dicho que soy misógino perdío y eso no me lo puedo plantear yo con una mujer. Y te podrás imaginar lo que pasaba siendo el único hombre entre lo menos 40 mujeres: más de una se me insinuó y me tiró los tejos; una noche una me dió un beso, pero yo la tuve que apartá diciéndole que se estaba equivocando, que yo era misógino y...
Don José: -Tú no eres misógino Pepito, tú lo que eres es un pedazo de maricón, y callaté ya que estás volviendo loco a tol autobú.
1 comentario:
Estas anéctotas que tienen de protagonista al autobús son geniales. Todavía me estoy riendo.
Publicar un comentario