jueves, 24 de noviembre de 2011

Destino o casualidad

Un día como hoy de hace 20 años, la muerte de Freddie Mercury sacudió mi interior. En el momento en que escuché la noticia por la radio, disculpad la expresión, se me jodió la mañana, el día y la semana. En aquella época tenía fotos de QUEEN en las paredes de mi cuarto e incluso en la carpeta del instituto.
Se iba para siempre una figura irrepetible del mundo de la música. Un genio, un "pequeño Mozart" como lo definió en su día Montserrat Caballé.


Siete meses después de su fallecimiento coincidió que un servidor estaba en Londres. Coincidió que el hotel en el que me alojaba en Kensington estaba a un par de manzanas de la mansión de Freddie, así que me acerqué para ver dónde era. Pasé varios días caminando por allí. Es un gran muro de ladrillo con una puerta verde. Han pasado muchos años y  aún recuerdo su dirección: 1 Logan Place, Garden Lodge. Kensington.
El último día, cuando ya me marchaba después de pintar una dedicatoria en su muro y sacarme la foto de rigor en la puerta de entrada, ésta de repente se abrió a mis espaldas. De allí salieron dos pintores con sus cubos de pintura  y sus brochas. Sorprendido les pregunté si podía pasar a sacar una foto y me dijeron que si.
Creo que fue un gran momento de mi vida el poder pasear por los jardines de su casa, y siempre me he preguntado si fue una suerte del destino o una casualidad el haber estado aquel día a esa hora para que se abriera la puerta de la calle y  que un servidor  tuviera el privilegio de acceder a su interior.
Os cuelgo las fotos que saqué aquel día y también fotos de Freddie en su casa: 




Freddie Mercury ya muy enfermo en la salida de su casa






Un servidor en la puerta de la casa de Freddie Mercury

          Freddie Mercury en el jardín interior de su casa.

Foto tomada por un servidor en el interior del mismo jardín. En la entrada está la escalera de los pintores.

            En esta foto saqué el ventanal del salón con las cortinas recogidas.
                      


La situación de la mansión en google earth es: 51°29'39.12"N, 0°11'54.34"W

sábado, 19 de noviembre de 2011

Destructor

El juguete de hoy se lo ha regalado su abuela. Era un motorista que montaba una bella Harley Davidson.
Si, si, os habréis fijado en que he escrito "era", y es que con 18 meses que tiene, mi niño destruye todo lo que le llega a las manos. Nada se le resiste. El juguete nuevo  apenas duró dos horas hasta que la cabeza del motorista pasó rodando junto a mis pies. Poco después vi los brazos desparramados por el suelo. El motorista había sido decapitado y mutilado. Que triste.
 Pero la moto seguía entera, lo cual me extrañó. Cuando volví a mirar al juguete "nuevo" ya le faltaban las dos ruedas. Como buen padre que intento ser, me agaché para buscarlas debajo del sofá. Creo que hoy me he tirado al suelo más de 15 veces para recoger juguetes. Pero de esta vez las ruedas no aparecían, hasta que contemplé el rostro de mi vástago muy serio y sin abrir la boca. Me miraba fijamente y estaba extrañamente callado y tranquilo. Cuando le metí el dedo saqué las dos ruedas de su boca. Casi se había atragantado.
 Y es que por citar algunos ejemplos de lo que últimamente este enano me está haciendo en casa, podré decir que me rompió con uno de sus cochecitos mi televisión plana de 42 pulgadas, pocos días después rompió el disco duro multimedia en el que tenía todas las películas.
Hace unos días se colgó de las cortinas de la sala, propiciando su rotura y hará dos semanas me inundó la casa porque abrió el grifo de un bidé y metió un juguete en el desagüe.

Hoy el día ha sido tranquilo. Me despertó al caerse de la cama a las 7 de la mañana (tiene barreras pero se las ingenia para caerse igual) y a eso de las 12 le ha pillado la mano la puerta del ascensor. Por la tarde sólo se ha hecho un corte profundo en un labio mientras mordía una maceta.

A veces pienso que si los juguetes tuvieran vida, gritarían nada más verlo entrar en la sala por la mañana.
Y es que cuando contemplo  esta escena de Toy Story 3 en la que los juguetes se esconden de los niños de la guardería, entre esos pequeños diablillos veo reflejado al enano que tengo a mi lado: