sábado, 11 de diciembre de 2010

Caldo para recordar


Hace muchos años que sigo una rutina que aún hoy en día me viene acompañando: tomar un cuenco de caldo calentito a la hora de la cena, ha sido para mi algo así como iniciar la temporada de invierno. Y la semana pasada, volví a tomarlo. Y quizá por esa asociación de aroma y sabor, me acordé de mi infancia, cenando en casa con mis padres y hermanos o con el abuelo Manuel que siempre se sentaba en una silla aparte mientras pelaba castañas. También la abuela María nos hacía unos hermosos caldos en invierno y la tía María siempre nos hacía compañía.
Hoy ya no me quedan abuelos, pero a veces me acuerdo de ellos, incluso del abuelo Vicente al que sólo conozco de verlo en fotos en blanco y negro o la abuela Manuela que se fue cuando era pequeñito.
Y hoy, mientras estaba sentado en el sofá de casa, mirando a mi ratón Miki subido a su taca-taca con su chupete, intentando tirar el árbol de navidad mientras me mira con esa cara mezcla de inocencia y de travesura, pensé en si algún día llegaré a ser abuelo y si mis nietos me recordarán al igual que yo me acuerdo ahora de mis abuelos.
Y como ese caldo al inicio de este invierno, que tantas cosas buenas parece traerme, me he acordado de los que ya no están, del tiempo que hace que no veo sus sonrisas.





En pocas palabras

Hay sonrisas que llegan al alma, miradas que bañan de calor los corazones, pero el ser humano es tan estúpido que se fija más en el odio y la envidia que en la amistad y el amor.

La celda del General Miranda

Siempre que paso por el Arsenal de La Carraca miro hacia el penal de las cuatro torres. Es muy antiguo, su construcción finalizó en 1755. Actualmente se encuentra en un estado de abandono bastante avanzado, mucho más evidente en su interior que en su fachada externa. Esto es así porque actualmente hay otro penal más moderno y por tanto este edificio ya no cumple con su función, quizás motivado porque sus instalaciones se quedaron anticuadas.


Siempre que miraba a sus ventanas, me preguntaba en qué celda de este penal murió preso en el año 1816 el General Francisco de Miranda.
El caraqueño Francisco de Miranda fue quien tuvo la primera visión de la América española independiente e instruyó a otros como Simón Bolívar, para que consiguieran que el sur del continente americano, que él llamó la gran Colombia, lograra la independencia de España. Su nombre también está en el arco del triunfo de París por su gran labor en la revolución Francesa. Miranda murió preso en este penal tras haberle pedido clemencia al Rey Fernando VII el cual se la negó.



El general miranda en su celda del penal de las cuatro torres en el arsenal de La Carraca. Oleo de 1896.


Al hilo de esto, también he leído la noticia de que el presidente Hugo Chavez quiere rehabilitar el penal de las cuatro torres para hacer un museo en honor del General Miranda con fondos aportados por Venezuela. También quiere realizar pruebas de ADN a los restos de una urna que hay en su celda para en caso de que sean de él, repatriarlos a Venezuela.
Pues resultó que la semana pasada me acerqué por curiosidad al penal y accedí a su patio interior. Busqué la celda del general pero no vi nada aparte de abandono y puertas cerradas. En ese momento, cuando me iba a volver veo a una señora de la limpieza cerrando una puerta de acceso a un torreón. Se me hizo muy raro que aún se mantuviese personal de limpieza en unas instalaciones abandonadas, así que le pregunté y ella me contestó: -No, si yo sólo vengo a limpiar la celda donde murió el general Miranda. Me ordenan limpiarla cuando va a venir alguna visita oficial, el resto del año se encuentra cerrada con llave.
Viendo la ocasión le dije a la amable señora: -¿me dejaría usted entrar a echarle un ojo? es que esta celda tiene mucha historia. Y la señora amablemente volvió a abrir el candado y me dijo que si.
Así que dedicado a los hermanos de Venezuela, os muestro las fotos que saqué del interior de la celda en la que estuvo preso y murió el General Francisco de Miranda, que por cierto, es lo que está mejor conservado del penal de las cuatro torres:




camastro con bandera de Venezuela y flores.


Su mesa con libro de visitas.


Un servidor frente a la bandera de Venezuela.

Urna en cuyo interior podrían estar sus restos mortales


Lo que pone en la placa de mármol de la pared.





viernes, 10 de diciembre de 2010

Inversamente proporcional

De un tiempo para acá tengo un poco abandonado el blog, no porque no tenga nada que contar, sino que últimamente ando un poco desganado y no me paro en el ordenador. Y sin embargo, de forma inversamente proporcional, cuanto menos escribo más crecen las visitas, ya he superado las 10.000, cifra digna de celebrar para un blog tan modesto como este "Cuaderno de Bitácora."
Os agradezco a todos las visitas que hacéis a mi blog. De verdad de la buena.