miércoles, 13 de mayo de 2009

Cuando salen los fantasmas.


No sé si os lo he contado, pero algo raro me está pasando ya que desde hace unos años duermo bastante mal. He pasado de ser un osito dormilón a ser un murciélago trasnochador. Me cuesta conciliar el sueño y he pasado bastantes noches en vela. Como comprenderéis, el rendimiento del coco baja muchísimo a lo largo del día, ya que te queda ese dolor de cabeza contínuo y esa empanada encima que hace que no recuerdes ni el número de tu DNI, aparte de agriarte un poco el carácter. Todo esto hace que busque la manera de solventar mi problema tomando pastillas para dormir, pero a la vez que me meto química en el cuerpo, también busco el porqué de este cambio en mi ritmo circadiano. Yo creo que mi problema es la mezcla de varios sub-problemas todos rebujaitos a modo de cóktel de este modo: -Cogemos la coktelera y añadimos un vaso grande lleno de Ansiedad, un vaso llenito hasta la mitad de Estrés, un chupito de incomprensión, una botella de litro de "queme de neuronas", una jarra llena de "Necesito vacaciones" y una pizca de Soledad . Todo eso lo mezclas bien y te lo metes por la vena. Después te acuestas y en un breve periodo de tiempo empiezas a apreciar sus efectos psicóticos. En las sombras empiezan a salir los fantasmas. Los que dan miedo, los fantasmas del pasado, porque con ellos no se puede luchar. Se meten en tu vida sin que los hayas llamado. Sin tener permiso para hacerlo. A veces son tus propios fantasmas, recuerdos de aquello que hiciste y no debías. Recuerdos del daño provocado queriendo o sin querer. Recuerdos de gente a la que crees que le has fallado. Y, otros muchos que ni los conoces, solo sabes que estuvieron cerca de alguien que te importa. Pero su larga estela, su imagen difuminada, hace más daño que su presencia real. Porque ante algo tangible se puede luchar, pero ante un fantasma no. Puedes cerrar los ojos y convencerte de que no existen, pero al abrirlos vuelven a estar ahí. Un nombre, un guiño, un gesto, una pegatina en una farola, todo vale para saber que siguen estando ahí.
Entonces solo queda resignarse, intentar convivir con ellos, no te queda más remedio. O irte. Alejarte de ellos, cuando son fantasmas de otros. Porque, en no pocas ocasiones, intentar convivir con los fantasmas provoca que la muerte, la esbelta Señora, se acerque a la cabecera de tu cama cada noche susurrándote al oído que aquel fantasma que te acompaña desde el pasado es el causante de tu muerte en vida. Y esa muerte si me asusta. La muerte que llena de tristeza el corazón, como si de un amor no correspondido se tratase; la que borra la sonrisa de los ojos, la que acaba con las esperanzas y llena de desasosiego el alma.
Esa muerte si me da miedo. La otra, no. La otra es solo un trámite, más o menos breve, más o menos doloroso. Pero la muerte provocada por esos fantasmas se eterniza, te mata poco a poco, siempre dolorosamente. Te vuelve loco y hace que tu mente divague entre la realidad y la ficción. Entre el presente y el pasado. Sin poder remediarlo, sin armas con las que defenderte. Sólo con la esperanza de que, al final, el fastasma se diluya en la nada. El problema es saber cuando llegará ese final.
Putos fantasmas....

lunes, 4 de mayo de 2009

Perdido por esos mares

Llevo unos días que no puedo con el alma. He estado navegando con una mar bastante mala. Cuando estás ahí, moviéndose todo a tu alrededor, te acuerdas de ese canto popular español:

El que no sepa rezar
que vaya por esos mares.
Verá que pronto aprende
sin que nadie le enseñe.

Os dejo este video de una fragata navegando con mala mar. Como podréis apreciar, el mar zarandea un buque de aproximadamente 4.000 Toneladas de desplazamiento con una facilidad pasmosa. El problema principal viene cuando se hunde la proa, ya que si no remonta hacia arriba, el barco se puede "ir por ojo", que quiere decir que se hunde metiéndose dentro del mar, como le ha pasado a más de un buque. Levantar la proa después de haberla hundido es un esfuerzo importante para el barco, pensad que tiene que levantar un montón de Toneladas extra de agua. Por supuesto todo está calculado, pero ha habido más de un fallo que ha provocado el hundimiento de barcos bastante grandes en cuestión de segundos. En todo el tiempo que llevo navegando por muchos mares del mundo, el peor temporal que he pillado ha sido en una fragata en el Golfo de León en Diciembre de 1.997, para que luego digan que el mediterraneo es un mar tranquilo.