jueves, 26 de noviembre de 2009

Los Peces Tambor


Tan sólo quería poner una foto de los dos peces tambor que pesqué este verano. Están buenísimos. Los fileteas y tienen una carne blanca que a la plancha y con limón los hace exquisitos.
Los pesqué a las 4 de la tarde pegando un sol de cuidado. Estos peces no son autóctonos ya que son de aguas cálidas, pero el mediterraneo a veces está a más de 24 ºC por lo que se empiezan a ver por Málaga.

Con estos dos comimos cuatro personas.

lunes, 23 de noviembre de 2009

El superenemigo

En la vida todos tenemos amigos. Algunos más, algunos menos. Pero, por lo menos, todos podemos decir que tenemos un amigo. Aunque sea imaginario.
Lo que no todos podemos decir es que tenemos un enemigo a perpetuidad. Un superenemigo que nos trae por la calle de la amargura, y al que dispararíamos a bocajarro a la primera oportunidad que se diera. Y yo, que tengo un superenemigo de esos, aunque jamás le dispararé porque mi pacifica existencia me lo impide, sé lo bonito que es.

Ya sé que diréis que es imposible hablar de belleza en una enemistad. Pero lo es. Porque la enemistad congénita nos hace mejores. Nos hace intentar ser mejores que nuestro defenestrado superenemigo que, en no pocas ocasiones, comenzó siendo amigo. Mi superenemigo es quién es. No lo diré. Compartimos mucho y fuimos amigos un tiempo, un par de años.
Poco a poco nuestra amistad se tornó en rivalidad. Los dos elegimos una casa para ser compañeros de piso. Los dos estábamos en la misma clase y estudiábamos las mismas asignaturas, hasta que las notas empezaron a favorecerme con diferencia. Fue entonces cuando al más puro estilo Anakin Skywalker, uno de nosotros –no diré quién- cayó en el lado oscuro de la fuerza.
Los dos hicimos trabajos monográficos,nos embadurnamos en el mismo barro, sufrimos las mismas duras pruebas, los mismos exámenes complicados. Los dos pujamos por las mismas cosas muchas veces. Siempre los dos. Hasta que los dos nos convertimos en superenemigos.

Pero sabed que esa superenemistad me ha hecho más fuerte. Más sabio. Mejor. Y supongo que a él también. Porque él se convirtió en mi meta a superar. Y creo que en no pocas ocasiones lo he conseguido. Y más importante aún, y al igual que pasa con los amigos, mi vida sin su presencia en ella pierde parte de su valor. Y ahora que él está lejos de mi, echo en falta su presencia y me doy cuenta de que, en el fondo, más que mi superenemigo siempre fue mi amigo.

Digestiones lentas

No sabría como decirlo, pero es que hay días que unas simples espinacas te pueden sentir como un tiro. Además estuve en una reunión por la tarde y no sabía que hacer para salir a "tomar el aire" un rato.
¿A quien no le habrá pasdo esto alguna vez en la vida?

Etapas y Metas


La vida, como la Vuelta a España, se compone de etapas. Naces en la salida y vas quemando días en la carretera, pedalada a pedalada, año a año, de tierno infante a decrépito anciano. Y en cada paso dado se va dejando atrás una etapa de la vida. La infancia, añorados años dorados donde las preocupaciones no existen más allá del sabor del caramelo. La adolescencia, niñez robada que transforma en adulto al niño. Niñez larga la vivida en mi adolescencia, para saltar a la madurez creída de la veintena y la madurez aburrida de la treintena. Y en cada etapa, una etapa: el EGB, la FP,los primeros trabajos, los sucesivos cursos de ascenso, los años pasan y con cada año una nueva puerta, una nueva meta que cruzar antes de descansar ante el siguiente día, el siguiente año, la siguiente "fotofinish".

Y en cada etapa, algunos se quedan atrás. Unos no logran subir los altos puertos que coronan las etapas reinas, otros caen en el llano en cualquier rotonda o cruce. Otros hacen el afilador y se llevan consigo a otros. Y todos ellos van quedando atrás, como recuerdos, cromos que nos muestran las fotos de lo que fueron, de lo que fuimos, de lo que hicimos, de lo que hicieron.

Etapas que se terminan dejando paso a otras nuevas. A veces felices finales, otros no tan alegres, pero todos abriendo la esperanza ante el nuevo camino mostrado.