martes, 9 de agosto de 2011

El cuerno de África

Recuerdo que cuando era niño, los curas del colegio me ponían una hucha en las manos e iba pegando pequeñas pegatinas del DOMUND en las solapas de las chaquetas a quien tuviera el gusto de darme una moneda. Preguntaba por la calle: -señor ¿me daría una monedita para los niños de África que pasan hambre?. Al final de la jornada llegaba con la hucha bien llena después de  patearme las calles  más céntricas de la ciudad.
Hoy sigo viendo el mismo panorama. En todos estos años que han pasado desde mi niñez nada ha cambiado, y me pregunto qué es lo que se hace con todo el dinero que se aporta para África y qué han hecho los chupópteros de la ONU en este continente aparte de aprovecharse de él.
De nada vale que digan que con el dinero se ha vacunado a un pueblo entero, y se ha hecho un pozo de agua potable y una escuela en una aldea, si luego pasa una guerrilla y arrasan con todo y con todos los que allí viven.
En mi última visita al cuerno de África sentí mucha pena de todo lo que veía a mi alrededor. Nunca en mi vida había visto tanta miseria, tanta enfermedad y tanta gente mutilada a mi alrededor.
Y mientras tanto aquí nos indignamos por la ley anti-piratería, mientras los verdaderos piratas campan a sus anchas en la costa de Somalia. Y hay quien se indigna porque en su vida  quiere digno hasta el teléfono móvil de última generación, mientras en el Congo se saca el coltán de la tierra y en los campos de concentración de Zimbawe se tortura a los presos  para obligarlos a extraer diamantes. Y nos indigna que lleguen a nuestras playas en verano tantos inmigrantes que no pueden indignarse,  jugándose la vida en sus barcas de juguete, mientras muchos muestran su indignación a la crisis jugando a las palas en la arena de la playa bebiendo jarras de cerveza fresquita. Y también nos indigna que en Londres hubiera una batalla campal dejando un escenario de guerra, cuando la guerra lleva años desangrando Costa de Marfil.
Y es que somos tan egocéntricos que creemos que somos los únicos que lo pasamos mal en este mundo. Es una pena pero definitivamente creo que después de tantos siglos de evolución, al final, hemos vuelto otra vez a las cavernas.
Sin más dilación cuelgo aquí algunas de las fotos que saqué por allí:


mercado en el centro comercial de la ciudad

  
Paseando por el zoco de la ropa


Nos dijeron que esta calle era peligrosa, y era el centro de la ciudad



Mujer en el zoco. Su bolsa de la compra es un saco de ayuda humanitaria.


Sobrevolando la costa de Somalia en helicóptero. No hay vegetación. Sólo tierra seca, mar y mucho calor.


La ciudad de Djibouti sobrevolada en helicóptero. Igualito que la película Black Hawk Down.