martes, 15 de marzo de 2011

La puerta


No se me borra de la cabeza el sueño que tuve la pasada noche. Vi una puerta en el medio de un camino. Una sombra encogió mi corazón al verla. Fue algo súbito, pero tan poderoso que a punto estuve de echarme atrás y huir corriendo...
Sentía como si algo me esperara al otro lado, y no era bueno.
Abatí el picaporte y crucé sin pensármelo dos veces.
Me di la vuelta y antes de cerrarla contemplé por última vez el camino. Una sensación de desasosiego se apoderó de mi, mientras me preguntaba si a lo largo de ese camino lo había hecho todo bien o si había dejado algo en la cuneta.
A lo lejos, comenzaron a aparecer rostros de personas a las que consideraba importantes en mi vida y con las que he perdido contacto, amistades que debería de haber cuidado más, familia a la que debería ver más a menudo, amigos que me han dado más de lo que ellos han recibido de mi, personas a fin de cuentas, a las que creo que les he fallado de alguna manera en algún momento de mi vida.
Comprendí entonces que lo que me acechaba al otro lado y oscurecía mi corazón era mi sentimiento de culpabilidad.
Cerré la puerta y continué caminando hasta que no vi nada bajo mis pies. Todo estaba blanco a mi alrededor, tan en blanco como mi futuro.

Ahora estoy tomando tranquilamente un té sentado en el sofá, y pienso que a veces, mirar hacia atrás y ver el camino recorrido, te ayuda a ver qué cosas debes mejorar en tu vida, además de que te consuela y alienta para encarar lo que te queda por delante, que es esfuerzo e incertidumbre.

1 comentario:

AMALIA dijo...

Muchas veces los sueños nos hacen pensar porque,casi siempre, son un reflejo de algo que nos preocupa y tienen un significado. En algunas ocasiones, despertar es una liberación y,en otras, da pena pues estás soñando algo precioso y sientes que no sea realidad.Ya sabes...toda la vida es sueño y los sueños,sueños son.