
Al rato vino una mujer mora con la bandeja de pastas y la tetera humeante.
Como es tradición, una vez servido el primer vaso, lo vuelve a echar dentro de la tetera.
Yo la miro y ella me dice:
-Aquí decimos que el primer vaso es suave como la vida, el segundo es dulce como el amor y el tercero es amargo como la muerte.
Y no sé si fueron sus palabras dentro de mi cabeza, o ese aroma que desprendía. Pero tras tomarme los tres vasos, me sentí reconfortado.
2 comentarios:
Deben ser estupendos los tés marroquíes. Dicen que tomando 4 o 5 tés al día hacen adelgazar. Como todo hay que tomarlos con moderación. Asienta el cuerpo. A ver si un día tengo la suerte de tomarme uno... marroquí, claro.
Me gustaría probarlos. Sobre todo, los dos primeros.
Un abrazo.
Publicar un comentario